domingo, 24 de febrero de 2013

Y EL CARMONA FLORECIÓ...

Hola amigos

  ¿recuerdan este carmona?



Fué un regalo de cumpleaños allá por el mes de noviembre y un mes después del transplante lo podé y lo defolié totalmente, tanto que no sabía como reaccionaría. Así quedó tras el defoliado...




Poco a poco, fue brotando, parece que no le sentó tan mal...




La verdad es que lo tenía medio abandonado, veía que iba brotando y me limitaba a regarlo, pero sin prestarle mucha atención... 




  Pero para mi sorpresa,  ayer por la mañana, al observarlo detenidamente descubrí unas pequeñitas flores blancas...



Había como séis o siete flores pequeñitas ya amarilleando y cuatro más a punto de reventar...




La verdad es que no es una floración espectacular, ni mucho menos, pero para mí fué una agradable sorpresa. Desconozco esta especie ( y casi todas), pero he leído en algún blog que se deben retirar las flores para no quitarle fuerza a la brotación de las hojas. ¿qué me aconsejan?

Un abrazo

viernes, 15 de febrero de 2013

TEJO DE VIVERO...

Hola amigos,

El pasado domingo, en una visita casual a un vivero próximo a casa del que ya les he hablado, me encontré con un plantón de tejo de vivero que tenía muy buen aspecto y que costaba sólo 4,5€.  Es una especie que desconozco, no es habitual por estos lares y decidí comprarlo. La verdad es que me apetecía mucho tener uno después de ver los maravillosos trabajos que con este árbol se ven en vuestros blogs. 

Cuando llegué a casa me puse manos a la obra con el procedimiento habitual y comencé a transplantarlo a una maceta mayor. 




Lo saqué cuidadosamente de su maceta. Cómo se puede apreciar, tenía unas raíces fuertes y vigorosas, aunque totalmente enredadas.




El siguiente paso, desenredar las raíces y limpiar con agua a presión para eliminar cualquier resto del substrato original.




Cuando estuvo bien limpia, la transplanté a una maceta mayor, con mi mezcla habitual de picón, tierra vegetal de vivero y turba...




Una vez plantado, un ligero regado con la alcachofa de la manguera en modo lluvia...



  
Y ahora a crecer y a fortalecer raíces durante una temporada...




 La verdad es que no tengo ni idea de cómo se comporta esta especie, ni los cuidados que comporta, ni si se dará bien en mi tierra, pero me gusta el reto y veremos que tal se me da. Yo soy de los que piensa que el árbol me irá diciendo. Espero saber interpretarlo...

Un saludo

sábado, 9 de febrero de 2013

ENMENDANDO ERRORES...

Hola amigos

Cuando comencé a escribir Ishi Kasai, hace unos meses, conté que uno de los objetivos que perseguía era dejar constancia de los muchos errores que como novato cometía  (y cometo), para que nadie hiciese lo mismo. El primer error y creo que el más importante fué  no formarme adecuadamente y lanzarme a cultivar bonsais sin tener la más mínima idea. Probablemente de ahí parten la mayor parte de los errores y disgustos posteriores. Si a eso le sumas la falta de preparación de algunos vendedores el resultado no puede ser otro que la pérdida de tiempo, de dinero y lo que es peor, de muchos árboles que se quedan por el camino. Ya he dado buena cuenta de alguno de esos errores en entradas anteriores, pero esto me lo guardaba, no sé si por vergüenza o por si esperar a que el tiempo lo solucionase y en un par de años, cuando los árboles estuviesen encaminados contarlo orgulloso. Ser autodidacta está bien, e incluso queda bien decirlo y presumir de ello, pero a la larga sale caro. 

 Si bien siempre tuve claro que no existían semillas para bonsais (aunque algunos avispados las vendan), si que creí a aquellos que me decían (me lo llegaron a decir en Leroy Merlin) que los bonsais eran árboles pequeñitos, que eran cultivados desde semilla, en macetas muy pequeñas y a los que había que cortarles periódicamente las raíces para que no crecieran mucho. A esto se le unían técnicas de modelado mediante poda, alambrado, bla, bla, bla..., como tenían poca raiz y poca tierra para crecer para que cupiesen en macetas diminutas, había que abonarlos y regarlos constantemente. Precisamente por eso eran tan pequeños y los buenos ejemplares tenían más de 50 ó 60 años...  Dicho así parece hasta correcto, pero había que saber leer entre líneas y está claro que yo hice la peor de las interpretaciones...

Después de hacer varios semilleros, para mi desesperación, comprobé que el proceso era tremendamente lento y como la paciencia no es un don que me fuera otorgado, tomé un atajo. Utilizar plantones de vivero y seguir con el resto del proceso. Plantarlos en macetas pequeñas, recortar las raíces para que no crecieran mucho, alambrarlos, podarlos en febrero, abonarlos en primavera... y como yo hago casi todo de forma compulsiva, me dediqué a saquear viveros y a llenar mi jardín de plantones de sabinas, lentiscos y acebuches que planté en pequeñas macetas. Llegué a tener alrededor de cien, por no hablar de un semillero de jacarandas... El resultado no podía ser otro. Cada semana perdía alrededor de diez o quince ejemplares. Imaginen coger un plantón de vivero de alrededor de un mes, recortarle las raíces, plantarlo en una maceta diminuta con una mezcla que tuviese muuuucha turba, alambrarlo, podarlo, regarlo y abonarlo. No sólo era lento, sino que era un milagro que alguno sobreviviera... y los pocos que lograban sobrevivir, no se desarrollaban. Fué entonces cuando descubrí el maravilloso mundo de los blogs de bonsais y gracias a ellos he podido enderezar el rumbo. Ahora sé que además de los yamadoris y prebonsais de vivero, por supuesto que se pueden obtener maravillosos bonsais desde semilla y que aunque el proceso sea mucho más lento, los resultados pueden ser más gratificantes si cabe, pero las cosas hay que hacerlas bien. Los plantones deben pasar a una maceta bien grande, mejor en un colador de los chinos con muchos agujeros, utilizar una mezcla muy drenante con lo que se obtienen raíces fuertes y robustas, lo contrario de lo que yo hacía. Pasados unos  años, se pasan a una maceta de entrenamiento (tokoname) y empieza el proceso de formación del bonsai.

Aquí va un ejemplo de lo que no se debe hacer con estas sabinas canarias, aunque al menos estas sobrevivieron...


 




 Pues bien, para tratar de salvar la situación y los pocos ejemplares sanos que me quedaron, opté por esperar a la época de transplantes para empezar de nuevo. Así que esta mañana, desalambré, preparé una mezcla drenante a base de picón y tierra vegetal de vivero (60/40) y los transplanté a unas macetas mucho mayores, regalo de mi buen amigo Alfonso Serrano. Estos árboles han perdido un año de evolución debido a  mi ignorancia. Para ellos toca empezar de nuevo.

 Quien sabe si con el tiempo alguno se convierte en un bunjin interesante. Tengo guardados en mi memoria algunos modelos  de los cuadernos de verano de Martín C. Rodríguez, de Alisios Bonsai, veré si soy capaz de conseguir algo similar...








Ahora a engordar y a fortalecer raíces una temporada. Quizá esta última se pueda cultivar en semicascada...




 Aún me quedan por transplantar varias sabinas, acebuches, lentiscos... me queda trabajo para rato.

Saludos

sábado, 2 de febrero de 2013

HONGOS EN MI JARDÍN...

Hola amigos.

La entrada de hoy, en principio, no  tiene mucho que ver con mis bonsais. Y digo en principio, porque salvando las distancias evidentes, el cultivo, el mantenimiento, los cuidados en definitiva que necesitan nuestros bonsais, no difieren mucho de los árboles de tamaño normal. Además, si estos coexisten en el mismo lugar, es indudable que  los unos se pueden ver afectados por los otros. Una plaga o el ataque de un hongo en nuestro jardín puede causar estragos en nuestros bonsais, como veremos a continuación.

Aunque el clima en Canarias me permite adelantar o atrasar los trabajos de mantenimiento, normalmente a principios de febrero, en años alternos, suelo hacer una poda de limpieza en mi jardín. Los Hibiscus, las Scheffleras, las Sterlitzias, un par de Lantannas e incluso un magnífico ejemplar de Flamboyan de casi 20 años son podados sin piedad. Aunque hay quien piensa que las podas drásticas no son necesarias, a mí me funcionan. Pues bien, este año tocaba y hace un par de semanas que venía planificándolo. Aprovechando una magnífica mañana de sábado y que mis hijas estaban dispuestas a ayudarme, nos pusimos manos a la obra. 

Empezamos por los hibiscus:  Los que tengo plantados en mi jardín corresponden a la variedad Hibiscus rosa-sinensis, de la familia de las Malvaceas y originarias de China. Es un arbusto perennifolio  y que alcanza hasta los 5 mts de altura y que se da muy bien en climas tropicales y subtropicales.





 Para mi sorpresa, la mayor parte de los hibiscus, concretamente los que tenían menos sol, estaban completamente infectados por un hongo.  Estas manchas moteadas de las hojas las causan distintos hongos (Alternaria tenuis, Cercospora, Colletotrichum y Phyllosticta), aunque también pueden ser producidas por el hongo Botrytis  o por Roya.




 


Además, si miramos detenidamente, observamos  unos puntitos blancos que nos indican que también están siendo atacados por una plaga. Los hibiscus suelen sufrir los ataques de Pulgones, Cochinillas, Araña roja, Mosca blanca y Abeja aserradora de hojas. En este caso, creo que era cochinilla.




Junto al hibiscus más dañado, se encontraban cuatro pequeños plantones de álamos blancos destinados a ser cultivados como bonsai y que tenía creciendo en una maceta para fortalecer raíces y engordar el tronco. Pues bien, como me temía,  éstos también estaban infectados por hongos...



En otras circunstancias habría optado por identificar el hongo en cuestión  utilizar un fungicida adecuado si las condiciones de calor y humedad son favorables y recoger y quemar las hojas. Depués tendría que  acabar con la plaga con un insecticida a tal fin, pero como tocaba poda y además dos de mis pequeños álamos blancos se habían visto afectados , opté por el tratamiento de choque. Había que evitar su propagación por el jardín a toda costa.


  


 Así fuimos podándolos todos...

 




Alguno de forma más drástica...


    
Tras la poda, tocaba recoger los restos para desecharlos inmediatamente. Hay que reconocer que conté con una ayuda muy valiosa...







Para terminar y antes de acudir al punto limpio a tirar los restos de la poda, tocaba una limpieza  cuidadosa de las herramientas con una solución de agua jabonosa primero y alcohol después para evitar la propagación de las enfermedades.


Las tijeras de podar, en primer lugar...





Las sierras a continuación...




Fué una mañana de intenso trabajo, en la mejor compañía. El flamboyán lo dejamos para otro día...

Un abrazo